La asociación de corredores 'Villanueva corre... y mucho' volvió a desmarcarse el pasado domingo 18 de septiembre de todo lo habitual y propuso algo original como otras veces. Se trataba de una ruta para 'conquistar', en esta ocasión, castillos medievales. Nada menos que tres grandiosas fortalezas enclavadas en la comarca y cercanas a Villanueva: el castillo de la Encomienda en la localidad villanovense, castillo de Magacela y castillo de Medellín. Una iniciativa, que congregó a medio centenar de corredores.

Como apuntan en su crónica, el 18 de Septiembre las portadas deportivas las ocuparon el Real Madrid, el Barcelona y hasta nuestro querido Villanovense con sus victorias, pero deporte también son esas gestas que anónimos héroes y heroínas consiguen a diario. Villanueva corre... y mucho consiguió la suya, transitar corriendo desde el castillo de la Encomienda hasta el de Medellín pasando por el de Magacela consiguiendo una inusual unión entre historia y deporte.

Se trataba  de cubrir, a través de caminos, los casi 67 kilómetros que separan La Encomienda, donde arrancó la aventura, de Medellín. La ruta se completó corriendo por relevos con subida a los tres castillos. Fueron cuatro los grupos que relevaron cada 17-18 kilómetros con reunión final de todos los participantes en el castillo de Medellín.

Como se apunta desde la asociación, no fue fácil encontrar caminos, coordinar grupos, calcular tiempos de paso, buscar puntos de avituallamiento, conseguir permisos y colaboraciones, pero todo salió a la perfección. 50 corredores y 15 ciclistas divididos en 4 grupos fueron los encargados de cubrir el trayecto.

Todavía no marcaba el reloj las 6 de la mañana cuando el primer grupo estaba presto a partir desde el castillo de la Encomienda que lucía impresionante rodeada su entrada de antorchas encendidas. La luna se quiso sumar al acontecimiento y casi llena, acompañó a los atletas iluminando la oscuridad de esas horas. No pudo evitar sin embargo que alguna corredora diera con los huesos en tierra víctima de una piedra inadvertida.

Comenzaba a clarear cuando llegaron a la altura de una torreta elevadora de agua próxima a Villanueva, el sitio establecido para que les dieran el relevo. Gran algarabía del 2º grupo al verlos venir. La bandera del club hace de testigo que pasa de un grupo a otro y con ella ponen rumbo a Magacela, su destino. Por el camino vieron el amanecer de una preciosa mañana casi de primavera y al filo de las 9:45, con algo de retraso, coronaron el castillo adornado para la ocasión con motivos medievales.

De allí partió el tercer grupo. El sol que no dejaba de subir en el cielo fue su inseparable compañero. Al río Ortiga se dirigieron y al llegar a él siguieron su orilla aguas arriba, un puente, otro puente, el viejo molino...sorprendidos ciclistas, senderistas y motoristas miraban atónitos la hilera de camisetas blancas. Fin de trayecto en la finca "La Serrezuela" en las inmediaciones de Don Benito. La bandera era cedida al 4º grupo.

Partieron raudos, una larga recta de 15 kilómetros les separaba de su destino final, Medellín. El ayuntamiento de esta Ciudad se volcó una vez más con el deporte, hizo cortar el tráfico por donde transitaban corredores, facilitó duchas y abrió de par en par las puertas de su magnífico teatro romano y de su señorial castillo donde esperaban todos los participantes y familiares la llegada de este último grupo para la foto de familia final.

Otra iniciativa novedosa de este grupo de corredores populares había llegado a su fin, pero seguro que ya hay alguien ideando la próxima porque como ellos dicen "correr no solo es esfuerzo, puede ser divertido, debe ser divertido, ha de ser divertido".