"Sueño con poder competir en los Juegos Olímpicos de París 2024"

Iván Pajuelo (Don Benito, 1993) siempre ha sido un apasionado del deporte. Desde pequeño practicó fútbol hasta que un buen día su profesor de biología, Pedro Parejo, le invitó a probar fortuna en el atletismo. Durante tres años se dedicó a carreras de medio fondo y campo a través, pero fue David Morcillo quien le abrió un camino hasta entonces inexplorado para él: la marcha.

Se inició entrenando en solitario con la ayuda de Víctor Luengo, con quien consiguió en poco tiempo la plata en el Campeonato de España en categoría cadete. Poco más de una década después, este atleta dombenitense campeón de España en 2019 , busca conseguir su gran sueño: ser olímpico en 2024. Desde hace unos meses entrena en Ecuador, desde donde atiende a este periódico para repasar sus próximos retos a nivel personal y deportivo.

"Nadie me puso una pistola en la cabeza para venir aquí"

¿Por qué decidió marcharse a entrenar a Ecuador?  

Las condiciones que hay en este país son muy diferentes a España por su altitud, lo que te exige estar al máximo. Junto con mi entrenador Javier Cayembe, que ha llevado este año a varios deportistas ecuatorianos a los Juegos de Tokio, estoy preparando los próximos campeonatos. Además, necesitaba cambiar de aires después de un mal año al quedarme fuera de los Juegos Olímpicos. 
 

¿Y cómo ha sido la adaptación al país? 

Todo es muy distinto, la cultura también, pero me he adaptado muy bien. Yo venía de entrenar en Don Benito prácticamente a nivel del mar, pero la verdad que la aclimatación ha sido estupenda. Llego aquí desde el 16 de octubre y me encuentro fantásticamente, así que espero que dentro de un mes pueda competir al máximo en el Campeonato de España.

¿Ha cambiado en algo su día a día?

 A nivel personal mi rutina diaria es muy similar a como lo hacía en España. Si que es verdad que aquí hay una cierta desorganización en algunos aspectos. También es cierto que yo me vine solo, pero poco a poco me he adaptado y me siento muy cómodo aquí. 
 
¿Echa de menos a su familia y amigos? 
Sé que estoy a más de 8.000 kilómetros de mi casa, pero nadie me puso una pistola en la cabeza para venir aquí. Me acuerdo mucho de mi familia, más aún en estas fechas, pero debo armarme de valor y ser consciente del motivo por el que me he venido hasta aquí, que no es otro que ser el mejor o estar entre los mejores. También sé que es un país peligroso, ya que aquí hay mucha delincuencia y hay que andarse con mucho cuidado. 
 

¿Cómo afronta su regreso a España el mes que viene? 

Primero competiré el próximo 8 de enero en el nacional de Ecuador, pero también estoy deseoso de volver para competir a finales de enero en el campeonato de España y poder pelear por todo. Tengo mucha ilusión y muchas ganas, así que espero estar a la altura. Mi entrenador vendrá conmigo para darme tranquilidad. 

¿Marcharse tan lejos ha sido una apuesta muy meditada?

A veces hay que apostar el todo por el todo y creo que ha sido una apuesta acertada. El tejido empresarial de Don Benito me ha apoyado y eso es algo por lo que siempre estaré agradecido. Algo bueno habré hecho para haber llegado hasta aquí y todo eso me invita a pensar que voy por el camino adecuado. Sé que es una apuesta arriesgada, incluso mi entrenador me dice que estoy un poco loco, pero hay veces que los trenes solo pasan una vez en la vida. 

 "Fueron momentos muy duros para mí, pero hay que saber levantarse y seguir luchando por lo que uno quiere en la vida"

¿Su mayor objetivo es poder estar en los Juegos? 

A largo plazo es estar en París 2024. Es algo que llevo persiguiendo hace mucho tiempo y espero que en esta ocasión no se cruce otra pandemia de por medio como pasó en 2020. Venía de ser campeón de España y estaba en un gran momento para poder ser olímpico. A partir de ahí es verdad que he sufrido muchos altibajos, pero me encuentro con mucha motivación. El tiempo pasa muy rápido y hay que ir haciéndolo todo bien para poder conseguir la clasificación y estar lo mejor posicionado posible ante los rivales y la federación. Creo que con la nueva distancia de los 35 kilómetros se abre una puerta donde todo el mundo empieza de cero en esa prueba y debo ir subiendo escalones poco a poco para abrir la puerta de los Juegos Olímpicos. 

Con toda la experiencia que ya tiene y lo que le ha pasado en este tiempo, ¿cree que llega en su mejor madurez deportiva? 

Nunca se deja de aprender, aunque sí que me siento más maduro. Intento disfrutar de lo que hago, que al final es algo fundamental en un deportista de élite. Yo lo he pasado muy mal. Podría haber sido dos veces campeón de España y solo lo he sido una. En 2019, en el campeonato de España de 50 kilómetros marcha, fui de menos a más. Me había preparado muy bien durante seis semanas en Sierra Nevada y en el kilómetro 40 de la prueba decidí apretar. Iba cuarto y a falta de poco para el final estaba a un paso del primer clasificado, pero los jueces decidieron imponerme una sanción de cinco minutos en el pit lane. Me terminaron de joder. Para mi fue una injusticia y estuve varias semanas muy mal. Fueron momentos muy duros para mí, pero hay que saber levantarse y seguir luchando por lo que uno quiere en la vida. Ahora sigo peleando por mis sueños y mis objetivos. 

Significaría mucho, ¿no?

Por supuesto, disfruto mucho con la marcha y me siento vacío cuando no puedo entrenar, así que me haría muy feliz.

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