TOROS: "La grandeza de un gesto"

El villanovense Roberto Gallardo tomó la alternativa y se convierte en el primer matador de toros de Villanueva de la Serena

Por Juan Manuel Ramírez Cendrero

toros4“El toreo es grandeza” tituló Joaquín Vidal una de sus principales obras. Qué gran verdad, aunque no sepamos dónde va a aparecer esa grandeza a veces sibilina. No había sido una buena tarde para Roberto Gallardo, el toricantano, en tan solemne cita. Amplia galería fotográfica en el interior.

Al contrario, veía como sus dos toros estaban en el desolladero con su anatomía íntegra mientras sus compañeros de terna iban a abandonar la plaza a hombros de los capitalistas que se aprestaban a su alrededor tras haber cortado los correspondientes trofeos. Era el día de su alternativa, era ante sus paisanos. Pues no, esa imagen no se dio. Ni Finito ni Manuel Díaz admitieron ser alzados sobre las cabezas de los villanovenses, mientras invitaron a Gallardo a salir con él, los tres juntos, en torerísimo abrazo, al alimón, delante de sus cuadrillas. Qué grandes. Qué toreros. ¿Qué importaba ya lo que hubiéramos visto en la plaza?

toros1Y eso que la corrida ya era un éxito antes de empezar. En sitios en los que se dan uno o dos festejos mayores por temporada los prolegómenos del mismo recogen la alegría expectante de los asistentes, con frecuencia equipados con suculentas viandas además de generosas dotaciones de neveras repletas de líquidos. Todos participaban de la fiesta, realzada con lo rebosante de los tendidos. Todos menos el toricantano, Roberto Gallardo, cuyo rostro, serio y circunspecto, contrastaba con la sonrisa educada pero sincera de Finito o las, a ratos, carcajadas de El Cordobés saludando al pública al llegar a la plaza.

toros2Fueron ilusionantes los inicios de la corrida para Gallardo. El empaque de sus andares en el paseíllo, el gusto que denotaba su vestido, un precioso terno marfil y azabache y, sobre todo, los garbosos lances a la verónica que recetó a su primer toro así lo apuntaban. Este toro, un negro mulato noble y con movilidad que empujó con ganas al caballo, cuyos pechos levantó, parecía idóneo como toro de alternativa. Un ajustado quite por chicuelinas fue el punto final de estas sensaciones. En efecto, al salir el toro de jurisdicción tropezó Roberto resultando cogido, volteado y revolcado. La faena podría haber acabado ahí. Tras brindar el toro de su alternativa a sus padres agarró la muleta con la izquierda e intentó recetar al toro hasta cuatro tandas de naturales con muchas cautelas, dudas y poco lucidas. Peor resultaría el pitón derecho por lo que volvería a usar la mano izquierda para intentar cerrar la faena sin lograr, no obstante, aprovechar la movilidad ya menguante del toro y, sobre todo, su dulce nobleza.

toros3Quedaba no obstante un toro, el sexto, de una tarde que ya se estaba haciendo muy larga para Gallardo. Y el destino cruel quiso que el sexto de la tarde, castaño, nada tuviera que ver con sus hermanos. Toro serio de cabeza, al contrario que el resto de la corrida, astifino, sin fijeza ninguna, que manseó de modo bronco desprendiendo enorme peligro. Un toro para un lidiador. Ese toro que mide, que exige, que obliga a desplegar los recursos técnicos de los matadores de todos, que obliga a demostrar si de dispone o no de instrumentos lidiadores para ganar la partida. Toros de esos que tanto gustan a los aficionados pero que detestan los toreros. A ese toro Gallardo ni lo quiso ver ni lo vio; lo lidió la cuadrilla, y la faena de muleta, corta como un suspiro, entre ¡ay! y ¡uh!, fue el antecedente de una suerte de matar sobre la que Gallardo también tendrá que trabajar mucho, mucho.

toros5Finito de Córdoba puso de manifiesto eso de que el que tuvo retuvo. Muy torero toda la tarde, a veces nos hizo recordar ese toreo con empaque, de clase, que atesoraba en el ecuador del decenio de los noventa. En su primero, otro negro mulato, asistimos a los muletazos más lucidos de la corrida. Derechazos largos, templados, ligados, abriendo el compás, recreando esos círculos invisibles que tantas veces ansiamos ver… pero ahí apareció la pega, o el pero, esa pega que Juan Serrano nunca ha despejado, y en lo que sigue siendo el mismo que hace tres quinquenios, ¿por qué no hace todo eso un paso más adelante?, ¿por qué está a casi una vara del “sitio”? Y otro hábito marca de la casa, ¿por qué alarga tanto las faenas? Tras las tres tandas iniciales y un hermosísimo cambio de mano nada ya podía aportar. El toro ya se había acabado, había ido de más a menos en el tercio final, como toda la corrida. Aun así, Finito sigue y sigue hasta que, con una estocada defectuosa, puso fin a su primero.

toros6Con el melocotón cuarto, segundo para Juan Serrano, éste se muestra más reservado. Toro con cuajo, muy bien rematado, más que sus hermanos, que también empuja al potro, quizá hubiera dado más juego de no haber dado con sus costillas en el suelo tras mantenerse unos segundos en acrobática posición sobre sus cuernos clavados en la tierra. Se descompuso así la embestida del toro y no lució Finito como en su primer toro.

toros7Manuel Díaz, por su parte, ni engaña ni lo pretende. Ni lidiador ni artista, sabe lo que debe hacer para divertir al público. Listo, honesto, tuvo no obstante el lote más blando, con muy poco recorrido, lo que, unido a su tendencia a acortar la embestida del toro, genera una faena de emociones muy aplaudidas. Muy metido entre los pitones, sobando, agarrando o palmeando cualquier parte de la anatomía del torrenueva, tuvo incluso dificultades para ejecutar el celebérrimo pase de la rana, exigido y festejado con alharacas por los paisanos villanovenses y de pueblos aledaños. ¿Había alguna duda de que cortaría un rabo aun descabellando? Tiene no obstante Manuel una cuadrilla seria (hemos dicho que es listo), y el tercio de banderillas del segundo toro, un negro zaíno algo mejor presentado que sus hermanos, permitió lucirse a El Chano (con su sempiterno azabache en el terno, esta vez no con catafalco sino con ¡gris plomo!) en un segundo par sobrio, sin alardes, muy clásico.

Y así nos fuimos todos a la feria, todos abrazando a Roberto Gallardo, todos a disfrutar de Santiaguito, todos quizá menos el propio Roberto.

FICHA DE LA CORRIDA DE TOROS:

Villanueva de la Serena, 24 de julio de 2010.

Toros de Torrenueva (procedencia Marqués de Domecq y Torrestrella) terciados y nobles, excepto el sexto, bronco; con movilidad, aunque a menos en el tercio final. Algunos aplaudidos en el arrastre.

Juan Serrano, “Finito de Córdoba”, estocada trasera, tendida y desprendida (dos orejas); pinchazo, media y dos descabello (ovación).

Manuel Díaz, “El Cordobés”, estocada y descabello (dos orejas y rabo); estocada tendidísima y descabello (dos orejas).

Roberto Gallardo, que tomaba la alternativa, cinco pinchazos y un descabello (palmas); dos pinchazos, media en el pescuezo, bajonazo y se echa el todo (palmas).

 NOTA DE LA REDACCIÓN:  ÁREA DEPORTIVA ha decidido por primera vez publicar una crónica taurina. Aunque no consideramos el arte de los toros como un deporte, si considerábamos de interés general el hecho que un torero de Villanueva de la Serena, en este caso Roberto Gallardo, tomara la alternativa. Desde este medio de comunicación apoyaremos todas las iniciativas de novilleros o toreros de nuestro ámbito de influencia y cubriremos los festejos taurinos en esta misma línea.

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