El fútbol suele tener como protagonistas a los futbolistas y pocas veces los aficionados reparan en que los árbitros también persiguen logros, sueños y objetivos. Este es el caso del colegiado serón Jose Antonio Gil Arenas, que el pasado fin de semana debutó en Tercera División tras haber logrado el ascenso de categoría. 

Un comienzo que llevaba esperando desde hace ya algún tiempo y que lo hizo en forma de partido entre dos muy buenos equipos: Moralo y Chinato. Una especie de derbi cacereño que el árbitro villanovense afrontó con “mucha ilusión, más si cabe en un gran campo como el de Navalmoral”. 

El resultado fue lo de menos, evidentemente, aunque antes del pitido inicial los nervios estaban a flor de piel. “A la llegada estaba nervioso, pero poco a poco me fui relajando tras hablar con mis compañeros. Una vez sales a calentar ya se van los nervios y te metes en el partido”, reconoce. Además, sobre su actuación en el encuentro, agrega estar satisfecho, tanto por su parte como por la de sus asistentes Ignacio Sánchez y Manuel Tena. 

Para Gil Arenas “fue una experiencia única” en la que disfrutó “como un niño”. Y es que, dice, “ahora es cuando se valora todo el trabajo realizado años atrás, aunque aún me queda mucho por hacer”. Además, no esconde que sus expectativas son las de “aspirar a lo más alto” y se fija en la Segunda B como objetivo final de temporada, aunque reconoce que “es difícil, pero para eso trabajo todo el año y soy consciente de que hay un gran nivel de arbitraje en Tercera”.