Suena el despertador, son las ocho de la mañana y toca preparar el entrenamiento. El confinamiento no ha cambiado la rutina de Andrés Harto, el preparador físico del CF Villanovense, primer clasificado de la Tercera Extremeña hasta que el coronavirus lo paralizó todo. 

Este joven licenciado en ciencias de la actividad física y el deporte, y preparador también del Juvenil A de Nacional de la Cruz Villanovense, elabora cada día los ejercicios que los jugadores del conjunto serón deben seguir desde sus domicilios para mantener la forma en medida de lo posible. Sobre las diez de la mañana cada futbolista recibe su trabajo diario, que normalmente suele ser el mismo para todos, excepto para quienes deben realizar trabajo específico. “He intentado respetar los horarios de entrenamiento de la plantilla que teníamos antes del confinamiento, pero evidentemente no es lo mismo, por eso intento que no caigan en la monotonía y los hago variados”, relata.

Cada día diseña los ejercicios a realizar, sobre todo enfocados en mantener el tono muscular de los jugadores previo a esta situación, aunque para ello debe tener en cuenta las limitaciones de espacio de los propios futbolistas. “A diferencia de los jugadores del Real Madrid o el Barcelona, que tienen casas con grandes jardines, la mayoría de los nuestros viven en pisos o casas no muy grandes, así que los planifico para poder realizarlos en espacios pequeños y con pocos materiales”, especifica.

Todo ello bajo la supervisión de Javier De los Mozos. El técnico burgalés y Andrés Harto mantienen un contacto permanente desde el inicio de la cuarentena. “Hablamos casi a diario. En un inicio intentamos organizarnos de la mejor manera para que los jugadores se sintieran arropados. Con el paso de los días nuestros mensajes se enfocan mucho en darnos ánimos, pero también seguimos hablando de cuáles son las intenciones y pasos a seguir para la vuelta una vez sea posible”. 

Una plantilla conformada con futbolistas, en algunos casos, provenientes de distintos puntos de España y a los que esta situación les ha pillado de lleno. “Hay algunos jugadores que lo están pasando mal, están aquí solos y no tienen a su familia cerca, pero les intentamos ayudar en medida lo posible”, subraya Harto. Por eso y por otras muchas cosas en el Villanovense sueñan cada día con la vuelta a la competición, aunque para ello Andrés Harto ve obligatorio realizar una nueva pretemporada. “Para alcanzar un nivel medianamente óptimo de competición necesitaremos la mitad del tiempo que se haya estado parado, es decir, si estamos seis semanas sin entrenar necesitaremos al menos tres semanas de preparación para poder competir y minimizar el riesgo de lesión”, subraya. Y es que el apartado de lesiones será el único aspecto positivo que pueda dejar el coronavirus para el Villanovense. Jugadores como Pajuelo, José Ángel, Óscar Martín o Mamau, lesionados antes del parón, podrán estar al cien por cien una vez se pueda reanudar la temporada. 

Un regreso sin fecha y difuso pero ante el que el preparador físico del cuadro serón se muestra bastante optimista. “Creo que se va a poder volver. Lo justo es que se pueda terminar la temporada, porque equipos como el nuestro han hecho un gran esfuerzo y nos gustaría poder ascender en el campo”, sentencia.