Andrés Sánchez, el 'Ironman' de Villanueva: "No creo que lo que haya hecho sea extraordinario"

El deportista que estuvo casi 14 horas seguidas compitiendo, admite en una entrevista que tuvo momentos de flaqueza

andresironman2Como ya informábamos días atrás en ÁREA DEPORTIVA, el club 'Villanueva corre y mucho’ ya tiene a su particular hombre de hierro. Hace un par de fines de semana se disputaba en tierras onubenses el 'Iberman', una modalidad de triatlón extremo en la que tomó la salida el deportista y miembro del club Andrés Sánchez Benito. Ahora se sincera en una entrevista.

La prueba era de una exigencia máxima. Discurría por la provincia de Huelva y el sur de Portugal a lo largo de un total de 226 espectaculares kilómetros con salida y llegada en La Antilla. Los participantes tuvieron que superar 3,8 kilómetros nadando por el mar, 180 kilómetros en bicicleta y, para terminar, los 42 kilómetros y 195 metros de una maratón.

Tras 13 horas y 45 minutos de titánico esfuerzo, Andrés vio cumplido uno de su sueño de terminar un 'Iberman' convirtiéndose así en el 'hombre de hierro' de Villanueva.

Andrés ha concedido una entrevista a ÁREA DEPORTIVA, donde ha dado a conocer los pormenores de su gesta. Andrés nació en Mérida de forma circunstancial pero, como indica, “me pega más eso de que el hombre es más de dónde pace que de donde nace, por eso me considero medio campanariense y medio villanovense”. Tiene 42 años y se dedica a la enseñanza, en el IES de Castuera, como profesor de Sistemas Electrotécnicos. Lleva desde pequeñito practicando deporte variado, pero como apunta “no soy atleta, ni ciclista ni nadador ni baloncestista, sino deportista que es como me considero”.

--¿Cómo surgió la posibilidad de dar el salto al triatlón?

--El triatlón siempre me ha gustado. Hace unos años hice algunos, pero lo deje, porque la natación no se me daba demasiado bien y sufría mucho. Por eso me centré en hacer carreras de fondo, sobre todo medias y maratones, pero las lesiones y el hecho de llevar más de 15 años corriendo casi sin parar, me ha llevado a refugiarme de nuevo en el triatlón hace un par de años . Sobre todo gracias a mis amigos Rubén y Abel, que son entusiastas de este deporte.

 --¿Qué te llevó y desde cuándo querías participar en Iberman?

--Hacer un ‘Ironman’ siempre ha sido mi sueño y en cuanto me lo propusieron el año pasado no lo dudé, sabiendo que no sabríamos si lo podríamos hacer o no, porque  no es fácil preparar estas pruebas y compaginarlas con la vida diaria. El Iberman era económico,  pues estas pruebas no son gratis, ni casi hay premios a los que ganan, son muy caras tanto como unas vacaciones, pero el Iberman presentaba esa ventaja con respecto a otras pruebas de la misma distancia Ironman.

--¿Preparaste tu participación durante mucho tiempo?

--Llevo todo el año con un entrenamiento encaminado a hacer este triatlón, pero con más intensidad los últimos seis meses. Imaginar en todo ese tiempo da tiempo a lesionarte, recuperarte y muchas cosas más. De hecho tuve que reponerme de una rotura de soleo tres meses antes de la prueba.

--¿Qué tal te fueron los casi cuatro kilómetros en el mar?

--Yo acostumbro a nadar en la piscina climatizada y en el pantano cuando cierra. No tiene nada que ver eso con el agua del mar. Para mí era una odisea y una incógnita porque nunca había nadado en el mar, así que estuve un poco nervioso antes de comenzar. Nada más echarme al agua me agobié un poco entre tanta gente, que te hunde, te pega y te pasa por encima. Poco a poco se me fue pasando y me fui relajando, aunque no me salvé de tragar bastante agua salada. Para acabar la prueba con mejores sensaciones de las que la empecé.

--¿Y los 180 kilómetros de bicicleta, fueron duros?

--La organización nos hizo creer que el recorrido en bici sería fácil, pero aunque no nos lo creímos, acumulaba 2000  metros de desnivel. Tampoco podría ser para tanto, pensábamos. El recorrido era paralelo al río Guadiana remontándole hasta la ciudad de Mértola, en Portugal, para volver por la otra margen portuguesa. El viento en contra en los primeros 90 kilómetros, hizo que los descansos que pensábamos tener no existieran y a la vuelta por la margen portuguesa los continuos sube y baja  lo hicieron super duro, añadiendo el calor que nos deshidrataba poco a poco y los avituallamientos que eran escasos. En el kilómetro 150 los primeros efectos del cansancio hicieron su aparición y los primeros calambres se apoderaban de mis piernas. Aún así el tramo de bici lo hice bastante bien.

--¿Qué tal afrontó la maratón con aperitivo final?

andresironman--De aperitivo nada. Fe un postre con tarta y todo. El maratón en principio no sabía si lo podría hacer, porque los calambres que empezaron en el secter de la bicicleta, no habían desaparecido. La adrenalina y ánimos de mis acompañantes, hicieron que comenzara como si nada. Pronto la pierna se quedó como un palo en el kilómetro 2 y me quedaban 40… como de Villanueva a Castuera. Pensaba que era imposible, pero no había vuelta atrás. Se me pasó un poco y continué, cada 5 kilómetros, más o menos otra vez la pierna como un palo, hasta el kilómetro 15, que no era una si no las dos. Fue el momento más duro porque pensé que era imposible llegar. Me tumbé en el suelo porque sentía que se me rompían los músculos, hasta que un compañero de fatiga se paró para ayudarme, y así poder llegar hasta el avituallamiento donde me esperaba mi familia. Allí tuve un momento de flaqueza porque sentí que les decepcionaba. Gracias a sus ánimos decidí continuar, con los mismos dolores pero con más decisión. Al llegar al paseo marítimo de Islantilla ya presentía que iba a llegar, pero como puntilla 4 kilómetros, por la playa para que aún disfrutásemos más de la meta. Todos los dolores desaparecieron al ver la meta, que me hizo sacar toda la emoción que llevaba dentro, junto a mi familia y amigos. Al  cruzar la meta uno se acuerda de todas las personas que siempre lleva en el corazón y le han apoyado siempre. Como quiera que sea, uno no conoce sus límites. Cuando se cree que no se puede más, siempre se puede un poco más.

--De las casi 14 horas de competición, ¿en qué momento flaqueó más y pensó en arrojar la toalla?

--El peor momento fue cuando en el kilómetro 15 de la maratón se me bloquearon las piernas, y creí que era imposible llegar. Y justo después ver a mi familia y pensar que en cierta manera los iba a fallar.

--¿Has notado los efectos de esta gesta en los días posteriores?

--La verdad que físicamente me he recuperado bastante bien. Siento un poco de vacío a nivel de energía, pero no muscularmente. Por otro lado, también he notado el cariño de los amigos que me aprecian y que comparten conmigo estos pequeños logros.

--Supongo que la meta que se marca uno en pruebas de este tipo es finalizarlas ¿no?

--Yo, por supuesto. Para mí es más que suficiente, y sobre todo en el primero que se hace, porque el terminar es el reto. De hecho, éramos unos 700 y terminaron unos 540

--¿Tienes ya otro objetivo deportivo en mente?

--Mi objetivo es poder entrenar todos los días y como motivación extra hacer otro Ironman, y terminar en mejores condiciones físicas. Seguramente el Challenge de Barcelona.

--¿Qué 'piropos' de los que le han lanzado estos días le ha gustado más? ¿Le gusta eso de ‘hombre de hierro’?

--No considero que lo que hecho  sea extraordinario, pero sé que no todos se atreven a dar el paso para hacer cosas así. A la gente le gusta tener referentes en todo y me satisface que mucha gente admire el hecho de hacer un Triatlón de Larga Distancia. Respecto al piropo que más me ha gustado, ha sido el de un niño que le dijo a mi mujer que me quería conocer. Lo de ‘hombre de hierro’ la verdad es que no me suena demasiado bien.

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